La penumbra huye en el
horizonte,
suenan notas de una
nueva canción,
las aves describen en
múltiples cantos,
sonora gratitud, sin
igual adoración.
Fluye la brisa, sin
tornar atrás,
estremece su caricia
fría,
detengo el paso, ¡aquí
estás!,
gracias Señor… es un
nuevo día,
un nuevo día que no
merezco,
otra razón para
descubrir,
lo maravilloso del
amor eterno,
lo inexplicable: ¡Tú
sigues aquí!
Yo no alcanzo la
medida que esperas,
y aún me brindas otro
día más,
que si lo pido mi alma
renuevas,
¡Alma mía!, adora a
Jehová.
La luz en el nuevo
horizonte,
brilla con fuerza, con
resplandor,
me diste vida, me has
cambiado el nombre,
gracias por todo,
¡Gracias Señor!
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