Escucha, alma mía,
tan solo escucha,
el trinar de un ave oscura,
por aquella madrugada,
porque ahí está cantando,
y el roció está en su cuerpo,
y ni el frío, ni la noche,
acaban con su cantar…
aprende también de ella,
y podrás también orar,
para darle hoy las gracias,
gracias, al Creador,
por otra nueva mañana,
y por lo grande, de su amor.
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